Bloging, bloging, bloging

No me salen demasiadas fotografías sin palabras. Soy de hablar, mucho, demasiado. Por la boca muere el pez, se lo aseguro yo que he muerto demasiadas veces (también he muerto por estúpido y estar callado).

Cuando aprieto el disparador, la maquina de generar palabras que vive en mi cabeza se dispara al mismo tiempo y el fichero de salida de cada fotografía las almacena de forma automática.

En ocasiones es una condena para la foto, porque queda encadenada a palabras que no me permiten ver más allá de ellas y nunca salen del limbo que es disco duro de la copia de seguridad. Pero por favor entiendan que muchas veces estas palabras no son para compartir, por complejas (ni sencillas ni fáciles), por que les falta el contexto y quedan sin sentido, por dolerme el solo recordarlas, por alegrarme de una manera que solo entiendo yo,..., por, por, por,..

Pero, igual que las hay que no puedo (ni no debo) compartir, las hay que sí, y para satisfacer mi necesidad narcisista de exponerlas las voy a poner aquí. Léanlas o no. Trato de que sean algo de ayuda, medio técnica, medio filosófica, medio metafísica (me sobra un medio, escogan los dos que más les atraigan). Así que, dicho esto, y entendiendo las consecuencias, retomo la publicación del blog que inicié hace años. Allá vamos.

Sientanse libres de comentarlas.